sábado, 19 de mayo de 2018

Gremlin


                                                        GREMLIN
Hola. Esta es mi historia. La historia de un joven veterinario que en su jornada de trabajo se topó con un imprevisto.
   El martes 4 de Abril de 1998 a las 12 p.m., estaba en la veterinaria de mi padre, que se encuentra cerca de un cementerio de animales, cuando de repente tocaron el timbre. Cuando abrí la puerta, me encontré con una caja con agujeros, reforzada con metal, igual a las que se usan para que los animales salvajes no se escapen. Decidí dejársela a un encargado porque yo me tenía que ir. Cuando llegué a mi casa encontré la misma caja. Aunque el miedo me invadió, decidí abrirla.
  Me encontré con un pequeño animal, que no parecía muy peligroso; entonces, me adueñé de él. Al día siguiente, falté al trabajo, me quede en casa para saber qué era eso, porque en toda mi vida, como veterinario, nunca había visto algo así. Lo único que encontré fue una leyenda china que hablaba de un mago muy famoso que había creado un animal peligrosísimo y lo describía como un ser grotesco, maligno y necio; con ojos grandes como canicas, orejas de conejo y cuerpo de pingüino. Con estos datos imaginé cómo nombrar esta nueva especie: ”Gremlin”.
  Al cabo de dos semanas, me di cuenta de la exactitud de esa descripción, pero también de algo que no describía la leyenda: y es que estos seres odian a los animales, se enfurecen ante su presencia y los quieren matar, por eso nunca lo llevaba a la veterinaria.
  Un día a la noche, escuché el aullido de dolor de un animal. Cuando me levanté, vi a un gato destripado en la sala y al Gremlin bañado en sangre, con los ojos enfurecidos y las garras afiladas. Decidí atraparlo y ponerlo en una jaula.
  Al otro día escuché voces en la cocina. De repente, patearon la puerta de mi cuarto dos ladrones. Habían entrado violentamente a mi casa, me tiraron en la sala; mientras uno me apuntaba, otro saqueaba; se encontraron con la jaula y a los gritos me dijeron que la abriera. Cuando lo hice, el Gremlin saltó encima de uno de los ladrones. El otro, asustado, le disparó, lo que provocó que se enfureciera más. Más furioso se ponía el animal, más crecía su tamaño. De repente, le arrancó la cabeza al ladrón. Yo, asustado, no sabía si correr o dispararle. Sorpresivamente, el Gremlin se dio vuelta, estiró su mano hacia mí y me levantó.
  Después de eso, llegó la policía. Al entrar a mi casa, se encontraron con el animal. Les hice una señal a los dos agentes para que no lo atacaran.
  Más tarde, mientras le explicaba lo ocurrido a los policías, a uno de ellos se le ocurrió tocarlo. El Gremlin saltó y lo atacó. Entonces, comenzó una verdadera batalla campal. Los policías disparaban sus armas sin control. El animal, enojado, se volvía más agresivo y crecía enormemente. Los policías se quedaron sin balas, entonces todos corrimos para ponernos a salvo de la bestia. Pero los agentes no lograron sobrevivir, el Gremlin los asesinó sangrientamente.
  Yo corrí y corrí. Cuando me quedé sin aire, me escondí detrás de una rara construcción. Traté de ubicar dónde estaba y me di cuenta de que había corrido hacia el cementerio. Pensé que estaba a salvo, pero enseguida escuché el chillido del animal. Se había convertido en un gigantesco monstruo que derribaba todo a su paso.
Creí que era mi final. Me acurruqué esperando lo peor. De pronto, escuché un tremendo estruendo de edificios cayéndose. En su furia el animal iba destruyendo todo a su alrededor, no pudo darse cuenta de que había provocado un efecto dominó y sin querer, rompió la columna que sostenía el tanque de agua que abastecía de agua potable a la cuidad.
  La estructura cayó y miles y miles de litros de agua dulce cayeron sobre el Gremlin. El gigante se paralizó y, de pronto, empezó a empequeñecerse rápidamente. En pocos minutos volvió a su estado natural, volvió a ser esa mascota graciosa que recibí en una caja. El agua me había salvado.
  Confieso que no tuve coraje de matar a esa extraña criatura, a pesar de lo peligrosa que resultaba. Lo atrapé, lo calmé susurrándole palabras cariñosas y lo llevé de regreso a mi casa.
  Desde ese día, vive en el parque de la casa de vacaciones de mis padres, una vieja casa a la que ya nadie visita. Ubicada en una alejada isla del Tigre, rodeada de mucha agua dulce.